jueves, 21 de enero de 2010

Alas Negras



Me ha encantado. A lo mejor pensáis que no soy imparcial, porque adoro a Laura Gallego. Pues igual lleváis razón. Pero es que me encanta.

Sus libros son tan gráficos como una película, tan apasionantes, tan vívidos que consiguen introducirte en su mundo y su historia de manera espectacular. Ya lo veis, soy una yonki de sus libros y una adicta a sus personajes.

Pequeño aviso: Como odio profundamente los spoilers no señalados -y hace poco me he comido uno enorme y podéis imaginar lo mal que me ha sentado, lástima que no haya botón de borrar en mi cabeza- os advierto que, aunque la parte de la reseña que contiene spoilers está señalada, toda ella desvela el argumento de la primera parte, Alas de Fuego, así que, como siempre, sino lo habéis leído y tenéis interés en hacerlo, no leáis la reseña todavía).

Parte libre de spoilers:

"- Puedo dominarte - dijo ella -. Porque fui humana y te conozco. Porque fui demonio y te comprendo. Y porque fui un ángel y no te temo".

Esa es Ahriel, la protagonista, hacia el final de Alas de Fuego, justo antes de derrotar al Devastador. El libro acababa con el comienzo de la búsqueda de Ahriel de aquello que dejó abandonado en la terrible prisión mágica de Gorlian: su hijo.

Y justo ahí es donde comienza Alas Negras. Ahriel, tras haber agotado todas las opciones, acude al consejo angélico a pedir permiso para abrir las puertas del Infierno y así poder interrogar a Marla, la única que conoce la ubicación de Gorlian. Por supuesto, oculta sus verdaderas intenciones, no sólo porque son mucho menos altruistas de lo que insinúa, sino también porque tuvo un hijo con un humano, y eso no está muy bien visto entre los ángeles. Sólo uno de los consejeros intuye que hay mucho más tras las palabras de Ahriel.

"Eran sus ojos. En la mirada de Ubanaziel, Ahriel detectó algo dolorosamente familiar: la huella que había dejado en su alma un pasado lleno de sufrimiento".

Ubanaziel, el Guerrero de Ébano, el único que ha entrado en el Infierno y ha sobrevivido para contarlo, se une a Ahriel bajo la sospecha de sus segundas intenciones.

Y eso sólo es el comienzo de una novela que no da respiro, que te mantiene atado a la lectura y que, cuando menos te lo esperas, te vuelve a sorprender. Porque no sólo conocemos la historia desde el punto de vista de Ahriel, sino también desde el de Zor, su hijo.

Parte con spoilers:

Uno de los puntos fuertes de esta historia son sus personajes. In-cre-í-bles. Todos molan mil. Ahriel, por todo lo que ha pasado, por lo que es, y porque a la pobre todo le sale mal.

"- Confía en Ahriel - dijo Mac -. Tiene un talento extraordinario para meter la pata, pero seguro que será capaz de dar la alarma sin romper nada, ¿no?".

Ubanaziel, porque a pesar de ser todo un Consejero Angélico y un héroe entre los suyos, comprende a Ahriel más de lo que le gustaría, y tiene su ladito humano. Y porque suyo es el mérito de que Ahriel recuerde que a pesar de todo ella también es un ángel, y consigue que se perdone a sí misma, aunque tenga que atravesar el Infierno para hacerlo.

Zor, el hijo de Ahriel, es adorable. Se ha criado en Gorlian, donde el tiempo transcurre más deprisa, así que aunque solo han pasado unos meses desde el final de Alas de Fuego, ya tiene 12 años. En Gorlian, tras la muerte del viejo Dag, quien le ha criado y le obliga a ir tras la temible Reina de la Ciénaga (que no es otra que su madre), conoce a Cosa, otro personaje nuevo y también adorable, aunque sea un engendro. Y el Loco Mac, quien a pesar de sus estridentes carcajadas, ni está tan loco... ni tan muerto como todos creen.

"Oyó un leve zumbido cuando Shalorak lanzó su magia contra ellos.
Sin embargo, la muerte no llegó. Zor notó que algo relucía intensamente a su alrededor, escuchó el grito de rabia de Shalorak, y abrió los ojos con precaución.
- Hablando de encuentros interesantes - dijo tras ellos la inconfundible voz del Loco Mac -. ¿No me has echado de menos, querida Marla?
- ¡Tú...! - exclamó Marla al reconocerlo, y Zor creyó distinguir un punto de miedo en su voz -. ¡Se suponía que estabas muerto!".

Uy, Marla... Como molan los malos que son malos de verdad, retorcidos, dañinos... Pero con un puntito humano, capaz de desconcertar a Ahriel y al lector en más de una ocasión. Marla es una mala de las que me gustan, de las que odias con todas tus furzas pero adoras por dar tanto intringulis a la historia, de esas que hasta estando completamente acabada mantiene la dignidad y la soberbia (¡Que épica la escena de su muerte! ¡Si es que tiene clase hasta para morir!), de esas que provocan un "momento argh"* tras otro. Después de todo (y aunque las culpas recaigan en la pobre Ahriel), es ella quien desata el Infierno en la tierra, nada menos.

"- Yo no sé gran cosa al respecto - dijo Marla -. Me ofrecieron todo cuanto pedía y nunca pregunté el origen de aquel saber.
- Claro, porque nadie te enseñó nunca que los actos malvados suelen tener un origen malvado - replicó Ahriel con sarcasmo.
- Sí que te ha cambiado Gorlian - comentó -. Antes desconocías por completo el significado de la palabra 'ironía'.
- Apúntamelo a la larga lista de cosas que te debo.
- Basta ya, las dos - cortó Ubanaziel."

*(Momento argh: como habréis observado, tengo tendencia a inventarme términos chorras ^^. Un momento argh sucede cuando en una historia, llega un punto que te hace tirarte de los pelos, que hace que te den ganas de gritar de frustración, pero que al fin y al cabo son ingrediente indispensable de las buenas historias, aunque sean desesperantes. Un ejemplo típico de momento argh es cuando dos personajes están a punto de besarse después de muuucho tiempo, vamos, que el lector está deseando que pase algo ya entre esos dos pánfilos, y llega alguien y los interrumpe con algún pretexto -ya puede ser justificado que igualmente vamos a pensar ¡venga ya!- justo antes de que se besen. ¡Argh!
En este caso, el gran momento argh sucede cuando madre e hijo están juntos pero Ahriel no ve a Zor, Marla destruye Gorlian y Ahriel piensa que ha perdido a su hijo y por tanto pierde las ganas de vivir. Casi estampo el libro contra la pared).

En definitiva, es indispensable si habéis leído Alas de Fuego (aunque sea por resarcir un poquito a Ahriel por la muerte de Bran, pobrecito mío), entretenido y apasionante. Y ya, creo que por hoy ha sido suficiente peloteo al libro, que casi parece que estoy en nómina de Laura Gallego xD

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